domingo, septiembre 04, 2005

UN PASEÍTO

Apoyo y estiro los dedos de los pies
me torturan las sandalias.
Aparte de mi peso debo aguantar
su brazo en mi hombro.
Llevo el bolso en lado izquierdo
porque choca con el suyo
y en una postura antinatural
soporto colgadas las llaves y el monedero.
En los ratos que no fuma ni yo.
Me cohíben el movimiento
sus pasos
siempre desacompasados
de los de mi aparato locomotor.
Tropiezo. Suéltame!!!!
Tropezamos.
Me ahoga cargar esta vuelta.
Antes de todo
deberíamos haber probado
si somos compatibles en los paseos.
Y sin embargo le quiero.