ETERNIDAD
No me toques, que eres muy grande.
Un olor a cebolla o a sobaco.
Aprendí esta semejanza en un bar
que pusieron ensalada y había de cebolla...
Creo que huele a sobaco,
con la manía que le tengo al olor a sobaco,
pensé por aquel entonces.
Es que la cebolla huele a sobaco.
Entonces me entero. Ahora me acuerdo.
No soy yo. Ni tú. Menos mal.
Que no soy yo, claro.
Que seas tú no me importa.
Se sentirá intimidado. Sin poder mover los brazos.
Con mucho disimulo me rasco el mentón en el hombro.
Huelo a spray divino. Un ratito de vapores.
Se está yendoal garete la capa de los rayos solares.
No tengo tanto calor desde que un verano
alcacé quemaduras de segundo grado
doce horas bajo el sol. Sólo llevaba la crema de la ida.
Otro día quizá
te contaré otra cosa
que te hará sonreír,
sin que ni siquiera
tú lo entiendas.
Un olor a cebolla o a sobaco.
Aprendí esta semejanza en un bar
que pusieron ensalada y había de cebolla...
Creo que huele a sobaco,
con la manía que le tengo al olor a sobaco,
pensé por aquel entonces.
Es que la cebolla huele a sobaco.
Entonces me entero. Ahora me acuerdo.
No soy yo. Ni tú. Menos mal.
Que no soy yo, claro.
Que seas tú no me importa.
Se sentirá intimidado. Sin poder mover los brazos.
Con mucho disimulo me rasco el mentón en el hombro.
Huelo a spray divino. Un ratito de vapores.
Se está yendoal garete la capa de los rayos solares.
No tengo tanto calor desde que un verano
alcacé quemaduras de segundo grado
doce horas bajo el sol. Sólo llevaba la crema de la ida.
Otro día quizá
te contaré otra cosa
que te hará sonreír,
sin que ni siquiera
tú lo entiendas.
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