viernes, octubre 21, 2005

EN FIN

Asándose a finales de Octubre.
Encuentro este aire raro
como que se avecina un gran cambio.
La inutilidad empapa a uno
como pasta pegajosa a las manos,
a más torpe, más lento.
Por fortuna me pita un conocido
de éstos amigos queridos
alguna vez hace diez años
que no sé que diantres hace en mi calle
y como una loca desesperada
le grito desde el otro sentido de la circulación
que venga a abrirme la tapa
dónde se echa líquido verde
la aguja está bajo mínimos.
A y media tengo que estar en ------oncón.
y no lo puedo abrir.
Pienso que es una suerte parecer frágil
mientras no dé la imagen de la tocaya de la reunión
que tenía miedo de abrir la boca así como yo.
Observo, perderme con el arrullo
de las voces de la mesa,
cómo es que pierde refrigerante?
Lo verde es lo que se le pone?, ay
no llevaba etiqueta tantos meses en el maletero.
El calor de la calle que traigo
y el calor de la sala beige me van comiendo
los nervios,
empiezo a pensar que mi mayor deseo en el mundo
son cinco minutos de siesta.
Cambio mi reino por una cabezadita!!
Dios mío, cuando me toque decir mis paridas.
Subrayo en el folio una posible desviación.
Está difícil ésto de ser y de parecer.